Preocupació per la matriculació escolar pel curs 2018-2019 per P3 i l’ESO
En aquests moments hi ha 1.450 alumnes d’ESO a Ripollet, fa sis anys eren 1.000 i s’espera superar els propers anys els 1.600. Els problemes a l’ESO són evidents i coneguts però pel proper curs s’afegeix una angoixa més ja que des del Departament d’Ensenyament es vol retallar els grups de P3. Aquestes són algunes de les dades que inclou Marco A. Béjar, vocal de matriculació de la FAPAC, en aquest article on reflexiona sobre la situació escolar a Ripollet.
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La matriculació escolar del proper curs
La matriculación para el curso 2018-2019, tanto en primaria como en secundaria, se presenta aún más complicada para la escuela pública en Ripollet. Durante los últimos años, la mala planificación escolar de Ensenyament, permitiendo “bolets” (grupo extra para un curso) y la superación de ratios en las escuelas de primaria, así como la falta de nuevos espacios educativos en secundaria, ha provocado que nos encontremos en la situación actual. Respecto a secundaria, la masificación comienza a romper las costuras de nuestros institutos, siendo el de Can Mas el más perjudicado, ya que el año que viene estará hipermasificado, porque tendrá que lograr acomodar a cinco grupos en 1º de la ESO (150 alumnos). Esto se debe a que este año la Escuela Enric Taché tiene tres grupos de sexto en vez de dos. La decisión de ampliar los institutos actuales por parte de Ensenyament y del Consejo escolar Municipal hace ya tres años, en lugar de crear el cuarto instituto o realizar los institutos escuelas para aligerar esta presión, provoca que nuestros tres institutos públicos hayan pasado de tener tres grupos por curso a cuatro. Se espera, además, que en los próximos años sean cinco grupos por curso. Actualmente, en los institutos públicos hay 1.450 alumnos de ESO, cuando hace seis años eran 1.000 alumnos, y se espera que durante los próximos años se superen los 1.600. Esta presión de escolarización afectará sin duda la calidad educativa de toda una generación de alumnos de la escuela pública en Ripollet, que ni los profesores ni las familias podrán atenuar pese a su esfuerzo.
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Pero aquí no acaban los problemas. El próximo curso, además, se está insinuando desde Ensenyament el cierre de uno o dos grupos de P3, por la caída demográfica. Este curso pasado también se esperaba una caída, pero el acuerdo de Ensenyament con la comunidad educativa de Catalunya permitió que se mantuviese la oferta del año anterior y finalmente la ratio en P3 quedó en 23,5 alumnos, lejos de los 20 alumnos de mínimo que se establece para cerrar un grupo. Sin contar que además tenemos, desde P5 a 6º, ratios por encima del máximo de 25. Ensenyament tampoco tiene en cuenta ni la matricula viva (este curso, después del periodo de matrícula, tuvimos 14 alumnos más en P3), ni las nuevas construcciones de viviendas que estarán finalizadas para el curso que viene, por lo que creemos que se debería mantener otra vez la oferta de escolarización. Como venimos denunciando desde la FAPAC, la ley de la oferta y la demanda es uno de los ejes principales de la planificación escolar por parte de Ensenyament, lo que provoca que a las escuelas menos demandadas se les cierren grupos y si continúa la caída de población, se cierre una escuela completa. Este miedo al cierre provoca competiciones y desconfianzas entre las escuelas que se ven animadas a luchar por el alumnado y a mantener su demanda de plazas lo más alta posible, ya que es lo que se convierte en el indicador principal de calidad educativa, como ha denunciado el Síndic de Greuges. Desde la FAPAC, llevamos desde el curso anterior con una campaña de bajada progresiva de ratios, de 25 a 20, para esta problemática. Ripollet debería dejar la ratio en 23 para el próximo año, lo que permitiría mantener todos los grupos, pero desde Ensenyament se oponen a esta medida. Esto se podría paliar si desde las direcciones de las escuelas públicas acordasen no entrar en el juego mercantil de oferta-demanda y se coordinasen durante las puertas abiertas y la matriculación, para asesorar y orientar a las familias convenientemente, favoreciendo así un reparto equilibrado de alumnos con tres objetivos principales. El primero, bajar las ratios, lo que implicaría una mejora real en la calidad educativa para todas las escuelas. El segundo, una mayor distribución de los alumnos con problemática social o con necesidades educativas especiales, con lo que evitaríamos en gran medida la segregación. Y el tercer objetivo, la defensa de la escuela pública, tan atacada durante estos años de crisis. Con todo ello, se comenzaría a recuperar niveles de recursos anteriores a la crisis. La planificación escolar en Ripollet lleva años olvidada y paralizada por Ensenyament. Durante los próximos cursos se verán las consecuencias, tanto en primaria como en secundaria, por lo que no se pueden retrasar más las acciones que corrijan esta situación o vendrá la época de las “madres mías”.
Marco A. Béjar – Vocal de Matriculació de la FAPAC
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