Microscopi: El PSOE como problema

Son tantas las barbaridades que el Gobierno de Sánchez ha perpetrado a lo largo de su mandato que cada vez que se produce una nueva se corre el riesgo de que pase desapercibida. De que al cabo de unas semanas se acabe diluyendo como una acción más de este Ejecutivo socio del separatismo ultramontano y determinado a seguir hasta el final con su estrategia divisiva. La alianza de gobierno lo asume con la esperanza de que a la hora de votar pesarán más otras cosas que sus decisiones en política territorial y sus pactos con el nacionalismo.
Es así, con la desfachatez de unos y la indolencia de otros, como se ha producido la última de esas acciones. Seguramente, la más grave de todas las desarrolladas por Pedro Sánchez desde el poder. El golpe al Código Penal que ha realizado junto a ERC para eliminar el delito de sedición y rebajar el de malversación es muy difícil de calificar y tendrá unos efectos irreparables para la democracia española.
Supone reescribir la historia sobre los hechos que acontecieron en Cataluña en 2017. Aquello fue un intento de desmembrar por la fuerza y desde el poder una democracia europea para conformar una república bananera y totalitaria contra la mayoría de los catalanes y contra cualquier principio de legalidad, recurriendo a la violencia y pisoteando los derechos de millones de ciudadanos. Rebajar todo lo que hicieron a la categoría de desórdenes públicos es una canallada inadmisible. Y los demócratas, en especial los que sufrimos el golpe en primera persona, debemos alzar la voz con toda la fuerza de la que seamos capaces para denunciarlo.
Con la maniobra, Sánchez blanquea a sus socios y se blanquea a sí mismo. Como ocurrió con los indultos. Si se cumple su propósito, en unas semanas ya no será el aliado de un grupo de presidiarios, como al inicio de la legislatura, sino el de unos políticos a los que la protesta callejera por sus ideales se les fue un poco de las manos. Así se reescribe la historia.
Fco Javier Tapia– Cs Ripollet
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