Microscopi: Elecciones catalanas envenenadas
El COVID ha iniciado su tercera ola después de las fiestas navideñas y, con ella, se han endurecido las restricciones. Como ciudadanos y ciudadanas no podemos salir del municipio excepto para trabajar, ni ver a familiares y amigos o reunirnos más de 6 personas. Tampoco podemos ir al hospital a visitar o acompañar a un familiar, ni despedir como se merecen a las personas que han fallecido. Han cerrado los centros deportivos, los centros comerciales y las tiendas y servicios no esenciales los fines de semana, la cultura está limitada al 50% de aforo y el sector de la hostelería tiene un horario muy estricto de apertura.
Sin embargo, durante estas semanas de precampaña sí podemos ir a mítines políticos y el 14 de febrero sí podremos ir a votar para elegir representante de la Generalitat en las elecciones catalanas. En principio el PROCICAT aprobó un documento en el que se especificaba que se utilizarían pabellones u otros espacios similares que permitirían una distancia mínima de 2,5m2 por persona, pero al final se realizará en los espacios habituales. Además, se recomienda que las personas positivas en COVID vayan a votar a última hora.
Es decir, estamos cumpliendo todas las restricciones anteriormente mencionadas, pero tienen la desfachatez de animarnos a ir a mítines políticos y a ir a votar el 14 de febrero. ¿Qué pasa, que el COVID no hará efecto ese día? En Catalunya estamos en plena tercera ola con más de 22.400 casos confirmados, un riesgo de rebrote de 573 y un Rt de 0,95. Han muerto más de 19.000 personas y lo único que importa es que vayamos a votar. Además, ¿quién garantiza que al día siguiente, todas las escuelas van a estar libres de contagio después de haber recibido a toda la población (positiva y negativa) el día de antes para votar?
Ya que el aplazamiento no es posible, la mejor opción es el voto por correo para evitar las aglomeraciones y, por ende, el aumento de contagios.
Kevin Muñoz – SOM Ripollet
Article d’opinió. La REVISTA DE RIPOLLET no es solidaritza necessàriament ni es fa responsable de l’opinió dels col·laboradors