Bústia: Siempre lloramos cuando es demasiado tarde

Muchos se sorprenden ahora al ver que cierra el cine El Punt de Cerdanyola. Y muchos rememoran sus momentos de juventud. No es para menos ya que no es habitual poder disfrutar al lado de casa de un negocio cultural familiar como lo era éste.
Un cine que se adaptó a los tiempos, con muchos aciertos y algún error. Que a diferencia de lo que ocurre en otros negocios locales innovó, se arriesgó. Ampliaciones, reformas, con el multicines su espacio de restauración interior se convirtió en punto de encuentro de adolescentes porque fueron de los primeros en ofrecer internet y retransmitir el futbol. No olvidemos su carnet y el regalo de una entrada el día de tu cumpleaños, el videoclub, luego la sala fidelidad, la tarifa plana, el 3D, el ciclo de cine para bebés, el ciclo de cine de autor…
Todo eso lo echaremos en falta. Nos quedan dos multicines cerca y no parece que le puedan llegar a la suela de los zapatos.
No lo pensamos cuando la gente va al Baricentro porque la entrada es uno o dos euros menos. O peor, cuando prefieren ir a la Maquinista. Tampoco cuando se bajan la película de un grupo de Telegram o la ven en el móvil a través de una plataforma digital. Nuestras acciones como consumidores tienen valor. En la cultura más. Nosotros perdemos un cine cerca de casa, otro. Su responsable seguirá innovando en una ciudad donde le funcione el negocio.
Y pensando en el cine he llegado a otros casos.
No es genial tener galerías de arte que acercan la pintura a todos los vecinos, sin tener que ir a Barcelona. Pues apoyemos la Peragón de Cerdanyola.
Nos gustaría una entidad que organizara sesiones de cine en versión original. Para ver esas películas que no ponen en las salas más comerciales. Pues colaboremos con Xiscnèfils de Cerdanyola.
Sería bueno tener un bar en un edificio histórico, como los ateneos esos de los pueblos, donde cenar bien a precio económico, con un concierto, con alguna actividad, con salas para entidades. Pues no dejemos perder el Abi de Montcada.
Estaría bien un teatro con una programación profesional estable con obras de primera, con danza, con propuestas interesantes de música, gestionado por los vecinos. Pues apoyemos la asociación de espectadores de Ripollet. O que os parecería una pequeña librería infantil, donde organicen cuentacuentos, te recomienden lecturas, que amen su oficio, pues La Petite Librairie está muy cerca. También esta misma revista. En estos tiempos de bulos, falta de transparencia, titulares para el clic, es estupendo tener un medio de comunicación local independiente, de servicio público. Pues lean esta revista.
No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Quedarnos sin estas joyas es culpa nuestra.
Montse Pérez
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