Bústia: La segregación y los elefantes
Apunté a mi hija a la escuela pública más cercana a mi casa convencido que es lo que se debía hacer y que era lo mejor para ella. Pero mi experiencia como padre de la pública dista mucho de la que viví como alumno. Ripollet ha cambiado y, desgraciadamente, las escuelas de Ripollet también. Y es urgente revertir la situación porque en un pueblo como el nuestro si la educación pública no funciona estamos perdidos.
Tengo la sensación que pronto, si no está pasando ya, pasará con las escuelas lo que pasó hace unos años con los institutos y cada vez serán más las familias que optaran por mandar a estudiar a los niños fuera de Ripollet. Y eso agravará aún más el problema para los que se queden queriendo o porque no se puedan ir.
Pero todo esto pasa porque mientras los que pueden tomar medidas miran números, en la sala se oyen los gritos del elefante que los acompaña. ¿Por qué se permite cobrar cuotas prohibitivas a una escuela pública? ¿Qué papel juegan los centros concertados? ¿Cómo vienen tantos alumnos de otros sitios a una escuela de Ripollet? ¿Por qué se han dejado degradar los edificios y entornos de los colegios?
Toni Oliveros
Article d’opinió. La REVISTA DE RIPOLLET no es solidaritza necessàriament ni es fa responsable de l’opinió dels col·laboradors