Tribuna: Guerra a Cerberus
Hace unas semanas realizamos una acción en el ayuntamiento de Ripollet para exigir al gobierno local que cumpliera la ley 24/2015. Esta ley obliga a los grandes tenedores de vivienda (aquellos que tienen más de 15 propiedades) a ofrecer un alquiler social a nuestras vecinas que quieran echar de sus casas. Si no lo hacen, el gobierno local tiene las herramientas necesarias para poder denunciarles y que paguen multas de hasta 90.000 euros. Sin embargo, si el desahucio se ejecuta ¿Cuál es la alternativa habitacional ofrecida?
Hasta día de hoy, la mayoría de alternativas han sido hostales y habitaciones de hotel sufragadas por el gobierno local. Entonces volvemos a preguntarnos ¿Quién se está beneficiando del incumplimiento de la ley? Nuevamente el sistema financiero, aquel que fue rescatado con dinero público que no ha devuelto y que sigue robándonos nuestros hogares. Ese sistema financiero que además de no ser multado por incumplir la ley, no pierde ni un solo euro en ofrecer alternativas habitacionales a nuestras vecinas de Ripollet.
Este sistema financiero tiene nombre y apellidos. En el caso de nuestro pueblo, nuestro mayor enemigo se llama Cerberus. La mayor parte de nuestra asamblea está amenazada con perder su hogar por parte de este entramado financiero llamado Cerberus. Nuestro enemigo, relacionado directamente con el BBVA, tiene como su gran inmobiliaria a Haya Real Estate. Si echamos un vistazo por su web podremos comprobar todos los pisos con los que están especulando en nuestro municipio. Unos pisos que deberían formar parte del parque público de vivienda social de Ripollet.
Es por ello que en nuestra asamblea local y en el conjunto del movimiento catalalán por la vivienda hemos dicho ¡Basta!. Desde hace más de un mes trabajamos en la campaña #GuerraACerberuns, exigiendo la paralización de todos los desahucios propiedad de este macro negocio financiero. Los derechos de nuestras vecinas de Ripollet están en juego, no pararemos hasta vencer a la bestia.
PAH Ripollet
Article d’opinió. La REVISTA DE RIPOLLET no es solidaritza necessàriament ni es fa responsable de l’opinió dels col·laboradors