SORTIREM – Capítol 5

‘Sortirem’ és un relat col·lectiu. Fet en temps de confinament per sis autors locals.
Llegeix el segon capítol – Autor: Benja Villegas
Llegeix el tercer capítol – Autora: Tamara Marín
Llegeix el quart capítol – Autor: Miquel Estapé Jorba
A continuació el cinquè capítol. És obra de Jordi Igualada, autor de diverses novel·les en format digital com ‘Tráfico oculto: El incidente’, ‘Furia 1.0’, ‘Furia 2.0’ o ‘Código de venganza’ i ‘Adicto’, el seu primer llibre en paper, que va presentar a finals del 2019.
SORTIREM – CAPÍTOL 5
Todavía no consigo creer lo que ha sucedido. Las pequeñas
cosas son las que marcan la diferencia. Como el café que me estoy tomando en la
cafetería de toda la vida junto con mi familia.
Doblar aquella esquina y verlos fue lo más emotivo que recuerdo. El sabor de
ese café solo, junto con el olor del medio bocadillo de lomo con queso
compartido con mi hermano…
—¿Cómo os divertías en casa? –le pregunto a mi padre.
—Pues hemos visto una serie entera en Netflix y luego me ha dado por cocinarle a tu madre.
—¿Cocinar? ¿Tú? –le pregunto con incredulidad mientras rio.
¡Mi padre nunca había cocinado ni una salchicha!
—Pues ya ves, hija. Tu padre que es un superviviente.
Me planta un beso en la mejilla mientras yo le abrazo. En otros tiempos no muy lejanos aquello me avergonzaría por si algún conocido me viese. Pero este confinamiento me ha hecho ver que hay que disfrutar de lo que tienes cada segundo de tu vida.
Porque la vida viene y se va de un plumazo.
—¿Y cómo está la señora Trujillo?
La señora Trujillo era una mujer de ochenta y tantos años que mucho tiempo atrás fue mi canguro. Ahora, la pobre mujer vive sola desde que su marido se lo llevó el del Más Allá. Amaba a sus nietos; sus “petitons”, como siempre me decía cuando la veía por la calle con su bastón. —La señora Trujillo fue infectada de Coronavirus… No sabemos nada de ella desde hace días. El rostro de preocupación de mi padre junto con su débil tono de voz hizo que el corazón se me agolpara contra el pecho. ¿La señora Trujillo infectada? Dios mío, espero que esté bien… Tras unos minutos en los que no paraba de darle vueltas sobre el estado de la señora Trujillo, me despido de mis padres para emprender de nuevo mi rutina.
La frutería pequeña del barrio estaba atestada de vecinos sonrientes. Abrazos y besos llovían por doquier.
Alargo la mano para alcanzar una manzana, y esta se topa con una más pequeña y arrugada. Observo el rostro de aquella persona cuya mano yacía sobre la mía.
La señora Trujillo.
Por segunda vez en el mismo día mis ojos se anegan.
—Señora Trujillo…
—Hola nena, veig que estàs de bé.
Sonreímos y nos abrazamos con sincero amor.
Es como mi abuela.